El futuro del sector de la biomasa se verá en grave riesgo si la normativa que lo regula no tiene en cuenta la difícil situación que atraviesa este sector renovable, ante la escalada desorbitada de precios de los combustibles y la alta demanda biomásica.
Nos encontramos así en una situación de incoherencia en la que, por un lado, las plantas de energía renovable con biomasa (que “teóricamente” tienen una rentabilidad razonable garantizada por el Estado) tienen que parar y, al mismo tiempo, para cubrir esa falta de producción, se está recurriendo a ciclos combinados de gas natural.